Unidos salvaremos la democracia

Por: Andrés Castro Franco
Personero de Bogotá, D. C.
Bogotá, D. C., 10 de junio de 2025.

 

La democracia en Colombia está en peligro. No es una frase alarmista. Es el grito de un país atemorizado después del ataque sicarial contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe, quien lucha por salvar su vida. Para él y su familia toda nuestra solidaridad.


La sensación generalizada es que Colombia, por desgracia, ha dado un salto al pasado. Lo ocurrido el fin de semana nos recuerda las imágenes de mediados de los años 80, cuando Pablo Escobar, el temido jefe del Cartel de Medellín, la cúpula del narcotráfico y los grupos paramilitares buscaron arrodillar al país poniendo bombas y asesinando a jueces, magistrados, periodistas, líderes políticos y sociales, y miles de personas inocentes.


El país perdió a Rodrigo Lara, a Guillermo Cano, a Luis Carlos Galán, a Jaime Pardo Leal, a Bernardo Jaramillo Ossa, a Carlos Pizarro León Gómez, a José Antequera, a Sylvia Duzán, a Diana Turbay, a Enrique Low Murtra, a Hernando Baquero Borda, a Carlos Ernesto Valencia, a tantas y tantos otros.


La Asamblea Nacional Constituyente de 1991 nos dio un respiro, pero el derramamiento de sangre no paró. El país vio cómo siguieron aniquilando a la Unión Patriótica y cómo asesinaron a Álvaro Gómez Hurtado.


Entre mediados de los años noventa y mediados de la primera década del siglo XXI Colombia tuvo la década más violenta y mortífera del conflicto armado, a la par que se incrementaron, desmesuradamente, el secuestro y la desaparición forzada de personas.


A pesar de todo eso, la Constitución de 1991 sigue teniendo las respuestas a todas las preguntas sobre cómo salir de esta encrucijada en la que nos quieren enredar los violentos.


Hoy, frente al atentado a Miguel Uribe, es urgente detener el clima de polarización que nos envenena y agobia. No debe haber espacio para llamar a venganzas. Es irresponsable. El mejor homenaje a los demócratas es apegarnos a la Constitución y la ley, y buscar a los culpables para judicializarlos y condenarlos con prontitud.


No es sembrando más odio en el corazón de los colombianos como saldremos adelante. Hay que desescalar el lenguaje, eliminar los gritos insultantes y aumentar los decibeles de la empatía y el respeto por el otro. Unámonos en una sola bandera. El interés supremo de la democracia debe estar por encima de los intereses individuales.


A raíz del atentado criminal contra el senador Miguel Uribe debemos reiterar que una democracia de verdad permite la discusión y la confrontación de las ideas sin acudir a las armas y sin matar ni silenciar a los que piensan distinto.


El Ministerio Público juega un rol esencial en generar espacios de diálogo pacífico y democrático para impulsar acuerdos que se cumplan, e impedir que los discursos de odio se apoderen de la agenda pública y el debate político.


Como Personero Distrital invito a las bogotanas y bogotanos a defender el respeto por las libertades fundamentales, los derechos humanos, el pluralismo, la tolerancia, la igualdad… y a frenar los ciclos de dolor y muerte. Es momento de rodear a las instituciones en su lucha por un país pacífico.


Es necesario que los candidatos puedan hacer sus campañas con máximas garantías y que el Estado ponga en marcha todos los recursos para blindar las elecciones. Ningún colombiano debe morir por defender sus ideas.

Modificado por última vez en Mié, 11 de Jun de 2025