Por: Andrés Castro Franco
Personero de Bogotá, D. C.
Promover la Constitución de 1991, defender los derechos humanos, prevenir su vulneración y defender la vida; incentivar una cultura de transparencia, probidad y respeto a la ley; fortalecer la democracia participativa y aportar a la pedagogía de solución pacífica de las controversias son objetivos esenciales de la misión que me he trazado como personero de Bogotá.
Como órgano de control y agente del Ministerio Público, la Personería de Bogotá es una entidad en permanente transformación, que se fortalece con el mejor equipo técnico y humano para cumplir su mandato legal, con presencia activa en los barrios, cada día más cercana a la ciudadanía, que la valora y reconoce esencial en la garantía de sus derechos.
Un año después de haber asumido el mandato para el que fui elegido por el Concejo de Bogotá es importante informar a la opinión pública los avances de los objetivos trazados en los cuatros ejes misionales de la entidad.
Mas allá de las cifras, que son elocuentes, es importante resaltar la permanente construcción de confianza ciudadana en la institucionalidad y la democracia, demostrando con hechos que sí es posible contribuir con acciones preventivas y una agenda de derechos humanos al proceso dinámico de transformación social, económica, cultural y urbanística que vive la ciudad.
Desde nuestro campo de acción aportamos para que Bogotá supere los múltiples desafíos que afronta en temas como derecho al agua, infraestructura -con la megaobra del Metro-, medio ambiente, servicios públicos, seguridad y garantía de derechos, en especial a la educación, la salud y un ambiente sano.
Para ello, estamos construyendo una Personería más sólida, moderna, cercana a la gente, resolutiva, oportuna, pero sobre todo humana, que escucha, orienta y resuelve las demandas de intervención ante la Justicia o la administración distrital para que se garanticen los derechos.
Por eso, en 2024 apoyamos a los ciudadanos en la elaboración de 10.882 tutelas, la mayoría para proteger el derecho a la salud, lo que ratifica la enorme crisis que padece el sector y la urgente necesidad de fortalecer y mejorar el sistema. También intercedimos para proteger la vida e integridad de casi diez mil niños, niñas, adolescentes y mujeres víctimas de distintos tipos de violencia.
La Personería de Bogotá se ha convertido, además, en parte esencial de la descongestión de la justicia, promoviendo la mediación de conflictos y la conciliación. En 2024 atendió 13.139 solicitudes de conciliación y en 4.917 logró acuerdo en la diligencia.
En una ciudad en permanente ebullición somos ejemplo internacional como mediadores en la conflictividad social urbana, a través del Grupo para el Acompañamiento en Escenarios de Posible Vulneración de Derechos, GAEPVD, que el año anterior monitoreó 759 escenarios como paros, protestas, disturbios y emergencias, entre otros.
Bogotá es una ciudad verde con una crisis de agua, en la que hemos aprendido que cada gota cuenta y que las fuentes hídricas no son eternas. Por ello, hemos asumido la defensa del derecho al agua como un deber vital de nuestra gestión. He insistido en que hay que cerrar la llave y abrir la mente a un estado de consciencia ambiental.
En ese tema hemos cumplido una labor preventiva haciendo vigilancia satelital a los embalses de Chuza y San Rafael, que son parte fundamental del sistema de Chingaza. Ratificamos el llamado a la administración distrital para que diseñe un plan integral de mejoramiento del suministro de agua, que incluya la modernización de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá y la recuperación del río Bogotá.
El balance de nuestra gestión es positivo. Miramos hacia adelante, comprometidos con el bienestar de la democracia y la salud de la justicia, seguros de que la Constitución de 1991 es la mejor carta de navegación para sacar a Bogotá adelante.