Mía llegó al mundo como la mayor de tres cachorros. Desde sus primeros días tuvo un destino especial: crecer en un hogar lleno de amor, el de la familia Guzmán. Con su pelaje negro y blanco, mirada tierna y un andar coqueto, esta Shih Tzu pronto se convirtió en la alegría de la casa.
Su historia, sin embargo, tiene un trasfondo emotivo. Antes de Mía, la familia había compartido catorce años con otra perrita, una Cocker que murió de cáncer en plena pandemia.
El dolor de despedirla fue tan fuerte que juraron no tener más mascotas. La decisión de aplicar la eutanasia fue uno de los momentos más difíciles que enfrentaron. Pero el silencio del hogar y la ausencia de compañía les recordaba cada día que faltaba algo. Con el tiempo, Mía apareció como un regalo inesperado, llenando de nuevo de vida, ternura y travesuras cada rincón.
Hoy, con apenas un año y tres meses, Mía acompaña a Diana Marcela Guzmán, funcionaria de la Personería de Bogotá, en su rutina diaria. Mia es juiciosa, cariñosa, muy juguetona y, aunque tímida al conocer a otros perros, tiene un carácter noble que inspira ternura.
En el Día Mundial del Animal, celebrado en la Personería bajo el lema “La magia que une”, Mía fue protagonista. Con su corte de verano y sus ojos brillantes, se robó las miradas de funcionarios y visitantes.
Con su estilo de pasarela y un par de ladridos tímidos, Mía dejó claro que en el arte de robar corazones no tiene rival.
La magia de Mía es simple pero poderosa: recordar que los animales no son solo mascotas, son familia, compañía y amor incondicional.
