Lun, 20 de Abr de 2020

ConVerTic y Centro de Relevo

 

HERRAMIENTAS TIC QUE LES FACILITAN LAS ACTIVIDADES DIARIAS A PERSONAS CON DISCAPACIDAD VISUAL Y AUDITIVA

 

Las personas con discapacidad tienen en la tecnología el gran aliado para trabajar, estudiar e, incluso, para sus espacios de esparcimiento. El Ministerio TIC tiene múltiples ofertas para que puedan continuar con sus actividades sin salir de casa.

En este tiempo de cuarentena, como medida preventiva frente al contagio del COVID-19, las personas con discapacidad auditiva y visual de Colombia pueden encontrar múltiples alternativas para estudiar o trabajar desde casa, gracias a los servicios que ofrece gratuitamente el Ministerio TIC para esta población.

Pero si hablamos de personas con discapacidad visual, la mejor solución tecnológica es ConverTIC, un programa del Ministerio TIC con el que las personas ciegas o con baja visión pueden acceder de forma gratuita a los software Jaws y ZoomText. Estos permiten el uso autónomo de computadores y dispositivos móviles, promoviendo así la inclusión social, educativa, laboral y cultural de esta población, a través del uso de las tecnologías.

Jaws es un software lector de pantalla que les permite a las personas ciegas hacer uso integral de los computadores y ZoomText es un software magnificador de pantalla que les permite a las personas con baja visión, ampliar hasta 16 veces el tamaño de los elementos de la pantalla. Ambas herramientas se descargan gratuitamente en la página web www.convertic.gov.co y su uso permite que las personas con discapacidad visual accedan a sitios web de consulta, trámites o comunicación, así como desarrollar actividades laborales o académicas, sin salir de casa.

 

DERECHOS PERSONAS CON DISCAPACIDAD

                                                                                                                                                                             Fuente de la imagen: https://convertic.gov.co/641/w3-propertyvalue-36246.html

Fuente:Programa ConVerTic https://www.convertic.gov.co/641/w3-article-126566.html

 

CENTRO DE RELEVO COLOMBIA

 Fuente: Centro de Relevo: https://centroderelevo.gov.co/

Ante la capacidad sin precedentes de intercambiar información de manera instantánea a través de internet y en un marco general de normas poco claras en los distintos ámbitos de la sociedad frente a este tema, las autoridades de todo el planeta comienzan a abordar el asunto y tratan de incorporar el imperio de la ley y del sentido común en estos ‘nuevos mundos’.

____________

El caso colombiano más reciente es una sentencia de la Corte Constitucional que impacta directamente la capacidad de toma de decisión de los colegios a la hora de presentarse en sus planteles casos de agresión escolar o matoneo por medios virtuales.

Con la sentencia T-240/18, publicada esta semana, el máximo tribunal creó un marco jurídico que dice que no se viola el derecho a la educación cuando un colegio expulsa a un estudiante por la utilización indebida de las redes sociales. En este caso concreto, por agredir, violentar o vulnerar a otros estudiantes. Es decir, manda un mensaje directo a los colegios, porque les permite a las directivas tomar las medidas que sus manuales de convivencia consideren pertinentes frente a casos de cibermatoneo y otras formas de agresión en plataformas virtuales.

Representantes de amplios sectores del sistema educativo aplaudieron la decisión de la Corte y opinaron que esta le da fuerza a la autonomía escolar y contribuye a la posibilidad de un combate más efectivo contra los casos de acoso, de maltrato y de cualquier violencia virtual entre los estudiantes. Pero otros expertos advierten que este tipo de temas se deben analizar caso por caso.

El caso analizado

La sentencia de la Corte Constitucional es el resultado final de un proceso judicial que empezó el 25 de mayo del 2017, cuando el Juzgado Penal para Adolescentes de Bogotá admitió la acción de tutela presentada por la madre de un joven de 15 años que había sido expulsado de un reconocido colegio bilingüe en el norte de Bogotá.

El adolescente salió de la institución el 2 de mayo del 2017, después de que el colegio le abrió una “investigación por mal uso de las redes sociales al difundir fotos de cuatro compañeras suyas desnudas y semidesnudas sin la autorización correspondiente”.

En la tutela que interpusieron, los padres del menor exigían el reintegro con los argumentos de que no había hecho “nada distinto de lo que era común y frecuente entre sus compañeros”; que otros compañeros que se vieron involucrados en la divulgación de las fotos no recibieron el mismo castigo que su hijo y, finalmente, que con la expulsión se estaba vulnerando su derecho a la educación.

En una primera instancia, el juzgado consideró que si bien la conducta del joven es reprochable, la sanción impuesta por el colegio fue desproporcionada y no respetó los principios básicos del debido proceso, además de señalar que se desconoció la edad del menor, la cual viene “acompañada de cambios a nivel hormonal y personal, por lo que se debe brindar acompañamiento para afrontar con mayor responsabilidad la sexualidad”.

Sin embargo, la institución educativa impugnó la decisión. El colegio explicó que luego de sostener reuniones con el estudiante y sus padres, el caso escaló al Consejo de Disciplina, en razón de que el comportamiento indebido involucraba conductas lesivas para la intimidad de otros miembros de la comunidad estudiantil. A lo que se sumó que ni el joven ni sus padres mostraron mayor voluntad de enmendar el hecho, por lo que se tomó la decisión al abordar este punto.

Además, destacó el colegio, las jóvenes afectadas, de entre 14 y 15 años, se sentían doblemente vulneradas. Primero, porque el acto había quedado impune; y segundo, por tener que soportar, todos los días, el ver cómo el autor de la agresión en su contra se podía pasear tranquilamente frente a ellas y el resto de la comunidad escolar por las distintas instalaciones del colegio.

La expulsión del menor, agregó el colegio, es también un mensaje ejemplarizante, para que este tipo de hechos “no sigan ocurriendo ni en esta institución ni en otras”.

Aunque la Corte no definió este caso como matoneo, pues no se comprobó que fuera un acto sistemático y reiterado, sí confirmó que se trata de una agresión escolar y que el menor violó las normas, por lo que el colegio está en la facultad de expulsarlo.

Lecturas del hecho

Diversas organizaciones y actores del sector educativo aseguraron que el fallo es un mensaje claro para que las directivas puedan tomar acciones frente a los reiterados casos de cibermatoneo entre estudiantes, ante los cuales han estado sin un marco legal claro para poder actuar.

Y, en esta cuestión, es importante subrayar que no son pocos los centros educativos que prefieren mirar para otro lado antes que involucrarse en estos temas, que pueden derivar en largos y costosos procesos judiciales. Y, por ello, muchos padres de los menores agredidos solo quedan con la opción de cambiar al niño de colegio.

Marta Yaneth Castillo, presidenta de Colegios Privados, opina: “Nos parece muy acertada la decisión”, y aclara que esta debe ir acompañada siempre de un proceso pedagógico en torno al buen uso de internet. También hizo un llamado de atención a los padres de familia: “Deben asumir el control de las redes sociales de sus hijos. En los colegios lo estamos logrando. Ellos van a estudiar, no a chatear”.

Por su parte, Lina María Saldarriaga, directora de Contenidos e Investigación de RedPaPaz, dice que esta jurisprudencia da pautas para que se regule la convivencia escolar de acuerdo con las coyunturas, como la entrada de internet en los colegios y el uso de celulares, entre otros puntos. Y destaca que se haya tenido en cuenta el impacto que puedan tener acciones como la que cometió el joven. “No es necesario que el acto sea reiterativo porque el daño que puede causar la distribución de una sola foto en redes sociales puede ser muy alto”, precisó.

Con la sentencia, los colegios tienen ahora una herramienta para fortalecer sus manuales de convivencia. “Ahora debemos aprender a usar esta ley que marca un precedente. Sin embargo, también se refuerza la idea de que las familias deben estar involucradas cada vez más en la educación de sus hijos. Es una enseñanza para todos, pues los niños también deben aprender a asumir las consecuencias de sus actos”, señala Saldarriaga.

Pero también hay quienes lanzan alertas. Para Alejandro Álvarez, rector del Instituto Pedagógico Nacional (IPN), en cada caso “hay que mirar la gravedad del asunto y el contexto en que se haya dado. Esta sentencia no puede derivar en leyes que se apliquen a cualquier caso, cada uno es particular”.

Y agrega que en el IPN se parte del principio de que “los estudiantes son niños, están en formación y, por lo tanto, pueden cometer errores. Las fallas se tratan de forma pedagógica, es decir, de los errores se generan aprendizajes. Es claro que hay que ejercer disciplina, pero siempre formativa (...) El espíritu de los manuales de convivencia es el de generar espacios de diálogo, no convertirlos en un código de policía (...) La salida no es solo condenar y excluir”, comentó Álvarez.

Un argumento frente al cual el colegio donde ocurrió el caso mantiene la posición de que la tutela y la posterior orden del juzgado de reintegrar al agresor estaban revictimizando a las niñas víctimas del hecho y eso era un mensaje sencillamente inaceptable, tanto para la institución como para el resto de la comunidad escolar.

Un fenómeno que crece cada día más en los colegios

El matoneo escolar es un fenómeno que ha vivido generación tras generación; sin embargo, cuando se da por medio de redes sociales, por internet, su impacto se multiplica tanto en alcance como en permanencia.

Según el Ministerio de Tecnologías de la Información (Mintic), el ciber-acoso, también conocido como cibermatoneo o ‘cyberbullying’, es un tipo de agresión psicológica en la que se usan teléfonos celulares, internet y juegos en línea para enviar o publicar mensajes, correos, imágenes o videos con el fin de molestar, insultar o denigrar a otra persona. No se hace de frente, por eso, la víctima muchas veces ni siquiera sabe quién puede ser su agresor.

Este tipo de acoso se ha hecho popular entre niños y jóvenes, quienes creen que pueden usar la red y estos dispositivos para molestar anónimamente –y sin consecuencias– a sus compañeros. “Lastimosamente, no se dan cuenta del daño que hacen: la información se envía de manera muy rápida, y borrarla o detenerla es tarea imposible. Sus consecuencias pueden ser muy serias, terminando, como se ha visto en Colombia y en otros países, en el suicidio de la víctima”, asegura la página ‘En TIC confío’, del mismo ministerio, y por medio de la cual se busca educar en un uso adecuado de internet.

Aunque las cifras de estudios comprueban que la mayoría de casos no se presentan por este medio (puede que sea porque es más difícil de detectar y de denunciar), los datos (ver gráfico) en A. Latina son preocupantes.

En el caso colombiano, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económi

cos (Ocde), se reporta que el 7,6 por ciento de los estudiantes han estado expuestos a algún tipo de maltrato por parte de sus pares en el colegio. Pero esta cifra no tiene en cuenta las agresiones que se dan en el mundo virtual.

ELTIEMPO.COM

Según un estudio de la Universidad Eafit, el millennial colombiano es diferente al de Estados Unidos o Europa. Santiago Cano, Camilo Fúquene, Chalmy Batz y Lukas Llanos son ejemplos de una generación que no quiere ser estereotipada.

Esto ha motivado a muchas firmas consultoras a investigar y caracterizar a esta generación que ha sido estereotipada como una población que cambia constantemente de trabajo — así lo evidenció el estudio realizado por Adecco en Uruguay — y que están en constante búsqueda de trabajo — como lo expone la investigación “Tendencias del entorno laboral en México 2018”.

Sin embargo, otros estudios, como el realizado por la Universidad Eafit en 2017, demuestran que los millennials en Colombia tienen características distintas, especialmente en lo relacionado con el trabajo

Esta investigación concluyó que los jóvenes millennials no tienen mayores diferencias con sus antecesores, la generación X, e incluso no tienen la intención de abandonar las organizaciones, por el contrario, en ellos se ve mayor tendencia a permanecer y esto está dado por la situación del país.

Aunque esta es una generación que no tiene una fecha de inicio y fin definida, pues el rango que discuten los investigadores está entre 1980 y 1994. En Colombia hay jóvenes que, a partir de sus roles como gerentes de organizaciones, emprendedores o artistas que promueven la inclusión social, rompen con el estereotipo que los ha clasificado como personas inestables e individualistas.

Santiago Cano, un millennial comprometido con el futuro

28 años

Santiago Cano es un ingeniero industrial quien, desde los 21 años, trabaja con Techo Colombia, una organización no gubernamental que busca superar la pobreza y trabajar en alianza con empresas colombianas por las comunidades más vulnerables del país. Hoy, desde la gerencia de esta ONG, es el encargado de movilizar a más de 20.000 voluntario y ha logrado vincularse con más de 800 donantes para aportar al financiamiento de proyectos en los asentamientos en los que trabaja.

“Desde que asumí la gerencia general de Techo me quité el estereotipo que dice que para ser gerente debes tener cierta edad. Con 26 años asumí la gerencia de una organización en la que entré como voluntario y llevaba para entonces 5 años de trabajo. Ahora, cuando me encuentro con otros altos directivos siempre se sorprenden porque creen que por mi trayectoria soy mayor. Ahí me doy cuenta de que se puede romper con la barrera de la edad y se puede liderar equipos de jóvenes que encuentran en Techo su primer empleo u oportunidad para comenzar su camino profesional”, dice Cano.

A Cano no le gusta el termino millennials, cree que este tipo de etiquetas ya generan un estereotipo y a esta generación no le gusta que la encasillen o definan. Para él no todos los jóvenes son iguales, no todos tienen las mismas necesidades y por eso no todos se comportan de la misma manera.

Camilo Fúquene, un millennial que asume responsabilidades gerenciales

24 años

Hace seis años Camilo Fúquene encontró en McDonald’s su primer empleo formal. Al comienzo asumió las responsabilidades básicas del restaurante del Centro Internacional y fue su desempeño el que le permitió entrar en un proceso de ascensos dentro de la misma compañía. Al cabo de un año pasó a ser entrenador, luego gerente de área; siguió avanzando hasta la máxima responsabilidad que hay en los restaurantes de la marca, que es ser gerente de negocio.

En cada etapa de su proceso Fúquene aprendió no sólo sobre la operación del restaurante, sino la habilidad de liderar equipos y conseguir resultados desafiantes en todos los frentes. Él también dejó de lado ese estereotipo encasilla a los millennials como poco comprometidos o incapaces de asumir grandes responsabilidades; pues no sólo ascendió dentro de McDonald’s, sino que al mismo tiempo estudió su carrera en Administración Turística y Hotelera, estudió inglés y lidera uno de los restaurantes de la cadena de servicio rápido más reconocida del mundo

“Mi mayor reto como gerente es promover a mi equipo y transmitirles toda la confianza que necesitan para ayudarlos a crecer. Quiero que cada uno de ellos ascienda y vean en McDonald’s esa oportunidad para formarse profesional y personalmente”, comenta Fúquene.

Para él, ser millennial es una etiqueta y reconoce que la base para encontrar un empleo siendo joven no es la experiencia sino las habilidades para asumir un rol y adaptarse a los cambios.

Chalmy Batz, el millennial que con su música ayuda a los más necesitados

31 años

Diego Mauricio Peñuela, más conocido como Chalmy Batz, hace música desde niño cuando soñaba con ser dj. Siendo más grande, logró estudiar técnica vocal gracias a una beca que se ganó con la Alcaldía de Suba y pudo grabar su primer ‘cover’. En adelante, formó una banda que lo acompañó durante once años y con la que formó una carrera como artista.

En la vida Chalmy Batz ha tenido que sobrellevar situaciones difíciles y por eso poder vivir de la música es para él un sueño cumplido, sueño con el que quiere ayudar a otros que lo necesitan y darles la mano como en su momento alguien se la dio a él.

“Desde hace siete años convoco a las personas por redes sociales para llevarle comida a los habitantes de la calle o ayudarles a los niños que tienen alguna discapacidad o han sufrido alguna quemadura en su cuerpo. En mi mejor versión he logrado reunir 2 mil chocolates con pan y queso y los llevé a las personas que vivían en el antiguo Bronx”, dice Chalmy.

Para él su proyecto rompe con el estigma de que los jóvenes solo piensan en sí mismos y sus beneficios. Él es un artista que ha querido llevarle alegría y comida a los que no tienen, bajo esta consigna cree fielmente que son esas pequeñas acciones las que cambian la sociedad.

“Pienso que lo mejor de esta generación es que no estamos lo bastante viejos como para cohibirnos de ciertas cosas y somos lo suficientemente jóvenes como para ayudar a otros. Creo que mi experiencia es un ejemplo de que si es posible cumplir los sueños y es solo cuestión de saber encontrar las oportunidades y aprovecharlas”.

Lukas Llanos, un millennial que es un emprendedor social

31 años

Lukas Llanos, fundador de El Parche Criollo, una comunidad de aventureros que nació hace cuatro años con el objetivo de integrar, ayudar y educar a la gente que ha decidido adoptar o rescatar perros y les gusta el deporte. Es un emprendedor que se dio a la tarea de crear actividades que integran a los animales y la naturaleza.

“Después de hacer caminatas con amigas y conocidos, de recorrer varios lugares de Bogotá con mi perro Rocco, encontré en estas actividades una posibilidad de emprendimiento. Si bien lo que hago es ofrecer una serie de experiencias a cambio de un dinero, para mí este ha sido un proceso de crecimiento y desarrollo al tener que asumir la responsabilidad de hacerme cargo de un grupo numeroso de personas. He aprendido a superar situaciones de alto riesgo y he hecho de este proyecto mi sustento”, dice Llanos.

Para él, ser millennial no es un condicionante a la hora de emprender, no importa si se es joven o viejo, las dificultades siempre aparecerán y sobre todo al comienzo. Para Lukas “El Parche Criollo” es una opción de vida que tomó hace cuatro años y en la que diariamente trabaja con responsabilidad por organizar las caminatas, mantener a todas las personas bien, cuidar las finanzas de su emprendimiento y hacer todo lo posible por cada día crecer más.

Fuente: ELESPECTADOR.COM

Mié, 24 de Jul de 2019

Noticias TIC

 

 

Catálogo servicios TIC

Novedades Office 365

 

 

TIPS QUE DEBES TENER  EN CUENTA ¡¡